“Cueva de los Gigantes de Hielo” de Werfen
40km al sur de Salzburgo, en una montaña espectacular, se encuentra la mayor cueva de hielo del mundo, accesible al público.
La entrada a las cuevas se sitúa en el maravilloso entorno del macizo montañoso Tennengebirge, muy cerca de la ciudad de Werfen. Fue descubierta en el año 1879 por un explorador de Salzburgo. Está formada por un sistema de galerías de 42 km de maravilloso mundo subterráneo, donde podremos apreciar las formas heladas más espectaculares, en un tramo visitable de aproximadamente 1km.
Las cuevas están abiertas al público del 1 de Mayo al 26 de Octubre, con un horario de 9:00 a 15.30 (último acceso).
Para la visita completa, debemos contar con entre 3 y 4 horas, entre subida, visita y bajada.
Al llegar al pueblo de Werfen, ya se ven numerosos indicadores que nos llevarán hasta la subida a las cuevas. No obstante, os pongo las coordenadas GPS, que fueron las que nos guiaron hasta allí
47.498333
13.1941666
Podremos dejar el coche en uno de sus varios parkings. Nosotros subimos hasta el más alto. Cualquiera de ellos era gratis.
Eran las 9.30 de la mañana, así que apenas había un total de 20 o 30 madrugadores.
Lo primero, sacar los tickets. Subida en cable-car + visita a las cuevas = 19€ por persona.
Puede parecer caro, pero a mí, después de lo que ví, me mereció muchísimo la pena.
Para llegar a la entrada de las cuevas, ascenderemos durante unos 20min a buen ritmo, por una carretera de montaña preciosísima, donde irás disfrutando cada vez más a medida que vas subiendo.
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Desde la subida, contemplábamos el precioso castillo de Werfen |
Bueno, la subida os hará sudar un poquito, así que, teniendo en cuenta que habrá que llevar ropa de abrigo para dentro de la cueva, no abrigaros demasiado al empezar a caminar.
Después de esos 20 minutos, llegareis a la caseta donde se coge el cable-car.
Con el miedo que tengo a las alturas, os aseguro que iba muy preocupada de cómo lo iba a pasar en los 3 minutos que dura el ascenso. Pero bueno, me limité a mirar para arriba, jajaja, agarrarme bien, y pensar en chorradas... y la verdad, es que se pasó en seguida.
Buffff!!! es increíble!! aquellos paisajes eran los que yo iba buscando, ese contacto con la naturaleza, esos bosques de abetos, la nieve en las cumbres, y además, hoy, ya por fin...ese cielo azul espectacular!!
Después de dejar el cable-car, quedan todavía otros 20min de caminata, bien empinada, pero magnífica, y donde ya a lo lejos se empezaba a divisar la entrada a las cuevas.
Aquello era la gloria...
Fijaos donde estaban sentados dos montañeros, mientras esperaban para entrar...
A los diez minutos de haber llegado arriba, llegó el guía. En un perfecto alemán comenzó a decir sabe dios lo qué...! y preguntó si alguien necesitaba guía en inglés, o en otro idioma. Yo pensé que llamarían a otro guía, pero no, simplemente nos dió un folio, con una explicación de cada uno de los puntos por donde íbamos a pasar, bueno, suficiente.
Dentro de las cuevas, os podreis imaginar, hace un frío tremendo, así que hay que ir con ropa de abrigo (nosotros llevamos un forro polar y cazadora). Y sobre todo, unos guantes, porque ireis agarrándoos por una barandilla de acero inoxidable, que está helada.
El guía reparte unas lámparas de ¿aceite? que junto con la que lleva él, será la única iluminación allí dentro.
En la visita está prohibido hacer fotos y videos...y aunque he de confesar que nos pasamos un poquito por alto la prohibición, las fotos no salían nada bien, al no haber luz.
Así que, como quería compartirlo con vosotros, después de la visita, en la tiendita de recuerdos, compré unas postales que Toni ha fotografiado para que las veais.
(De todas formas, en google os saldrán un montón de fotos preciosas de su interior)
Dentro de las cuevas se suben un total de 700 escalones de madera, que luego se vuelven a bajar. Durante la visita es llevadero, pero el dolor de gemelos que tengo mientras os escribo este post ya no lo es tanto....! jajajajajaja!!!
Al terminar el recorrido de las cuevas, se vuelve a descender otra vez por la espléndida montaña, ya con más calma, y disfrutando incluso de los "curiosos" que pueden aparecer por allí
y tras un merecido tentenpié para reponer fuerzas...
...nos dirigimos hacia el cable-car otra vez...
Esta vez ya bajé bien tranquila, incluso me atreví a mirar abajo...creo que ésto ya está superado ;-)
y de nuevo, los 20 minutos de rigor andando, hasta nuestro coche.
Se había terminado "la aventura"...
Con una sonrisa de oreja a oreja, y tristes por no poder quedarnos más días por aquellas montañas....pusimos entonces.....rumbo a Hallstatt.... pero eso mejor, os lo cuento en otro post ;-)
Un besazo y buenas noches!!!